Contigo en la distancia (César Portillo de la Luz, 1946)


Dicen que una noche, en el club Sherezada, un curda importunaba a César Portillo de la Luz, pidiéndole que cantara “esa canción de Feliciano, esa que dice no hay bella melodíaaa…”, y con voz gangosa, se puso a berrear el mundialmente célebre Contigo en la distancia.  
Armándose de paciencia, Portillo descansó la guitarra en un muslo, miró al impertinente y lo puso en su lugar: “Usted es un inculto. Esa canción no es de Feliciano. No es ni siquiera mía. Es de mi pueblo, que me la pide constantemente”. Y sobre el atronador aplauso comenzó a escucharse, inmenso, el inconfundible “No existe un momento del día, en que pueda apartarme de ti…”
Nat King Cole, Pedro Infante, Lucho Gatica, Pedro Vargas, Luis Miguel, Caetano Veloso, Plácido Domingo, María Bethania y hasta Cristina Aguilera, cientos de voces de renombre mundial se rindieron ante el lirismo de la pieza compuesta en el lejano 1946, fruto de una pasión desbocada y juvenil.
Portillo la cantaba como lo cantaba todo: como si hablara consigo mismo, como si reflexionara sobre lo mundano, sacándose pedazos del alma. A esa forma de sentir el bolero y la canción le llamaron “filin”, cubanización divina del “feeling” inglés, o sea, sentimiento, corazón, entrañas, bomba…
Su composición predilecta era Tú mi delirio, porque le parecía mágica, pero Contigo en la distancia lo inmortalizó. Cuando la escribió ni siquiera imaginaba que algún día podría vivir de la música, aquel pintor de brocha gorda que a falta de estudios, tenía una poderosa intuición para la melodía…
Creció escuchando trova tradicional y boleros, pero pronto le sedujo la armonía del jazz que hacían Glenn Miller, Stan Kenton o Duke Ellington, así como las voces de Sinatra, Nat King Cole o Ella Fitzgerald. Contigo en la distancia marcó el principio de su vida profesional y de una personalidad particular desde el punto de vista estilístico en el quehacer compositivo.
Escribe la canción cuando tenía 24 años, “edad en que uno parece un potro salvaje y entonces se puede enamorar de una potranca cerrera”, evocó. Poco se sabe de aquella musa en particular, salvo que tenía una gran sensibilidad por la música, y que desarrolló una poderosa afinidad con Portillo.
Según el libro Poesía en la canción popular latinoamericana, de Darío Jaramillo, para el autor la canción expresó la magnitud del complemento que significó esa mujer en su vida, como expresa la letra, pese a que los versos han sido ocasionalmente desvirtuados.
Por ejemplo, donde él escribió “ya nada me conforma” otros cantan “ya nada me consuela”, y donde puso “ni yo quiero escucharla, cuando me faltas tú”, hay quien dice “si no la escuchas tú”.
Más allá de eso  -y del sol y las estrellas-, la más internacional canción del filin es un monumento a aquel movimiento que nació en las descargas entre amigos de la bohemia y la trova habanera, con mucha influencia del jazz, el blues y el soul estadounidense.
Contigo en la distancia es una pieza de enorme valor literario y musical, que refleja sentimientos puros, de esos que solo emanan de los corazones aún sin curtir por el desengaño, capaces de trascender épocas y modas. Como solo hacen los amores de cine. Como solo hacen los clásicos de la música… 

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