Rivers of Babylon (Boney M, 1978)
Ni el tiempo
ni las cíclicas furias musicales atenúan esa curiosa sensación de sonriente
melancolía y ganas infantiles de brincar que transmite el clásico “Rivers of
Babylon”. Este tema no parece ponerse viejo, y obra el milagro de resucitar incluso
una fiesta muerta: ventajas de cantar la palabra de Dios…
Y no es que
divinidad alguna lo haya compuesto, es que Brent Dowe y Trevor McNaughton
musicalizaron en 1970 los salmos bíblicos 137:1-4 y 19:14, para armar uno de
los grandes éxitos musicales de la banda jamaicana de reggae The Melodians. El
tema fue pronto un himno rastafari.
Ocurre que
esos pasajes aluden al lamento de los judíos exiliados tras la conquista de
Jerusalén por el imperio babilónico en 586 ANE. Y los “rasta”, que se autodefinen como descendientes de una
de las 12 tribus de Judea, califican como babilónico todo sistema represivo, o la
policía misma.
Los ríos de
Babilonia en cuestión son el Tigris y el Eufrates, a cuyas orilla se sentaban
los judíos a llorar, recordando su místico templo de Zion, que no en balde era
también el último reducto de una resistencia humana con mucha pinta “rasta”, en
la filosófica y simbólica trilogía The Matrix.
De vuelta a la
canción, el original apareció en el filme The Harder They Come, y Don McLean la
versionó con el título Babylon en su disco American Pie, ambos de 1972. Sin
embargo, vino a hacerse famosa seis años después, cuando la popularizó en
Europa el sensual cuarteto caribeño Boney M.
Aquel
explosivo grupo reunía los talentos vocales de Liz Mitchell, Maizie Williams y
Marcia Barret, y aquel desenfreno pélvico de Bobby Farell que sentó cátedra en
plena efervescencia de la música disco.
Los
Boney M la lanzaron como single de su disco “Nightflight to Venus”, y solo en
el Reino Unido vendió un millón 985 mil copias. A su vez, fue el número uno por
17 semanas al hilo en Alemania.
Precisamente
en ese país le hicieron una leve adaptación a la letra, que reafirma su fuerte
impronta rastafari. En un show televisivo, en lugar del original “the Lord's
song” (la canción del Señor), cantaron “King Alpha's song” (la canción del Rey
Alfa), una clara alusión al gobernante etíope Haile Selassie, a quien los
“rastas” consideraban la tercera reencarnación de Jah, una forma breve de
denominar a Yahvéh (Jehová).
Sin
darle demasiado taller a su trasfondo religioso, en Cuba los Boney M causaron
furor, tanto por las pintas de sus integrantes –peinados afro, camisas
ajustadas y pantalones campana- como por sus otros hits Brown girl in the ring,
Sunny o Rasputín, bailados con coreografías que aún perduran.
Tanto gustaron
aquí, que erróneamente se les atribuye la autoría del tema, asunto que provocó
un pleito entre Dowe y McNaughton, y el productor alemán Frank Farian. Al final
todos aparecieron en los créditos del single, y tras varios años de pegada,
cada cual tomó su propio camino.
Pasaron casi dos
décadas para volverlos a reunir a todos, y la ocasión no fue feliz. El 8 de
enero de 2011, Liz, Maizie y Marcia volvían a agruparse en torno a Bobby, pero
este yacía muerto. Un infarto se lo llevó a navegar por los ríos de Babilonia,
a los 61 años de edad…
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