Wild Safari (Barrabás, 1971)
Cuando los
cubanos queremos cantar una canción que no nos sabemos, en lugar de aprendernos
la letra la inventamos. Nuestros aportes al idioma inglés matarían de nuevo a
Shakespeare, pero nos salva el sentido del ritmo: si no fuera por eso, nadie
sospecharía que el “wachubariii” que a veces vocifero es en realidad el icónico
“Wild Safari” de la banda española Barrabás.
Aquella agrupación
hizo historia con una propuesta musical que combinaba el rock con ritmos
étnicos y un intenso “funk” que nadie creería hecho en España. Con el sugerente
título de Música Caliente, Barrabás invadió y subyugó Norteamérica y Europa
continental.
Mucho del
mérito se debe a Fernando Arbex (1941-2003), quien armó Barrabás tras su paso
por Los Brincos, responsables de ese himno de la década prodigiosa que fue “Tú
me dijiste adiós”. Traía ideas frescas para romper con los esquemas del mercado
musical español, y su carta de presentación fue insuperable…
“Wild safari”
o “Safari salvaje” genera una atmósfera selvática, con bongóes que parecen
acercarse, amenazantes, junto a un hipnótico coro tribal, que tras el célebre
preámbulo del bajo y un par de voces que saltan como fieras, da paso al vozarrón
invocador de Iñaky Egaña, hasta desembocar en el frenético “ohohoh, wild safariiii”.
A juzgar por
la letra, el salvaje safari al que canta Barrabás se escenifica a diario en la
selva urbana de la modernidad, donde todos corren y trabajan sin cesar, donde
todo es dinero y toda fe es vana. O algo así. Más bien parece un pretexto para
dárselas de anti-sistema y poner a mover el esqueleto…
La canción no
dice mucho, realmente, pero su profundidad radica en sus notas de poderosa
impronta “funky groove”, que los llevó a la cima de las listas del rythm &
blues nada menos que en Estados Unidos.
Cuentan que para
esconder la palidez europea de los músicos, las portadas de los LP que editaba
Atlantic en Estados Unidos iban sin su foto. Para los carteles usaban la imagen
sobre fondo rojo de un grotesco Barrabás que les dibujó Luis Eduardo Aute. Sí,
ese mismo, el trovador de “Al alba” y “Alevosía”…
Aquel Barrabás
original estuvo integrado por Egaña como voz y bajo, los hermanos Ricky y
Miguel Morales en guitarra, el portugués Joao Vidal en teclados, el cubano
Ernesto “Tito” Duarte en percusión, flauta y saxofón, y el batería José María
Moll, con Arbex dedicado exclusivamente a la composición y los arreglos. Valga
decir que Arbex también fue productor de artistas como Nana Moskouri, Harry
Belafonte, José Feliciano, Rita Pavone, Camilo Sesto y Rocío Dúrcal.
Si bien el
sonido recordaba al Santana del insuperable Abraxas, con su “Black Magic
Woman”, la formación ibérica logró distinguirse rápidamente en el mercado
estadounidense, alternando con estrellas como Sammy Davis Jr., y la revista
Playboy llegó a escogerlos como la mejor banda de música funky del mundo.
Barrabás
también triunfó en toda América Latina. En Venezuela opacaron al mismísimo
Santana, quien por entonces andaba de místico flotando en los sopores del
cannabis, y en Nicaragua animaron a la desolada juventud post-terremoto.
Tan alto
llegaron con su virtuosismo y sabrosura funky, que en 1975 se dieron el lujo de
rechazar una oferta para irse de gira con los Rolling Stones. Arbex se rehusó
de plano, por el leonino contrato que los obligaba a establecerse en Estados
Unidos, pero a otros les entusiasmaba el privilegio de acompañar a Sus
Satánicas Majestades.
Como sea,
hicieron una votación, ganaron los que preferían quedarse en España, y por
insólito que parezca, les dijeron no a los Stones. Aquello abrió heridas que
nunca cicatrizaron, y marcó el principio del fin para aquel Barrabás que se
atrevió a bailar en casa del trompo. Y lo logró.
Alguien tendra un video d esa primera formacion dl lp musica caliente,y d esa gira por Latinoamérica,de Barrabas solo e visto presentaciones en programas de tv o videoclips.
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