(I Can't Get No) Satisfaction (Rolling Stones, 1965)
Silvio
o Pablito, el Barza o el Madrid, Sabina o Arjona… He vivido bajo la
constante presión de definirme, aunque ningún emplazamiento es tan
risible como pedirme tomar partido entre los Beatles o los Rolling
Stones. A mí, que he criado a mi hijo oyendo canciones de sus Satánicas
Majestades…
Sería
tonto negar la grandeza de los chicos de Liverpool, y no lo haré yo,
que a fuerza de inyectarme “beatlemanía” en vena me hice adicto. Pero
uno no escoge sus pasiones, y yo soy incondicional de estos vejetes inconformes que en 1965 proclamaron su eterna insatisfacción, y todavía dan guerra…
Sin dudas el lanzamiento hace medio siglo del single “(I Can't Get No) Satisfaction”
hizo que los Rolling dejaran de ser apenas un grupito más para
convertirse en la superbanda llamada a estremecer los cimientos del
rock.
“Tenía un título pegadizo, un riff
contagioso, un gran sonido de guitarra, y captura el espíritu de
alienación que imperaba entonces”, relató su autor, el inmortal Mick
Jagger, que escribió la letra a partir de unos acordes que se le
ocurrieron a Keith Richards mientras dormía, en un hotel de la Florida.
El
muy canalla se despertó en la noche, grabó los emblemáticos acordes en
un cassete y luego volvió a la cama, dejando una cinta con “dos minutos
de Satisfaction y 40 de mis ronquidos”,como solía decir. Newsweek fue
más contundente al calificarlo como “cinco notas que estremecieron al
mundo”, aunque en realidad fueron tres...
Tras
hacer una versión inicial en Chicago, el sencillo fue grabado en los
estudios RCA de Hollywood en mayo de 1965, y contó con la producción del
mánager Andrew Loog Oldham. Mick cantó, Keith tocó la guitarra
eléctrica, el malogrado Brian Jones hizo la acústica, al bajo estuvo el
olvidado Bill Wyman y en la batería el parsimonioso Charlie Watts, en
tanto el músico de sesión Jack Nitzsche tocó el piano y la pandereta.
En
junio fue lanzado en Estados Unidos, y en julio salió en el disco Out
of Our Heads, con el cual alcanzaron su primer número uno en la
codiciada lista Billboard. La letra da voz a los tormentos y
frustraciones de un adolescente en los intensos años 1960. Refleja las
esperanzas y decepciones de una generación que se debate entre el
cinismo y la utopía, con soterrados dardos al “stablishment” que lo convirtieron en un himno de la contracultura. Más claro, ni el agua: no consigo satisfacción, y mira que lo intento…
De entrada, Richards no quería que la lanzaran como single pues creía que la melodía se parecía demasiado a la canción “Dancing in the Street”,
de Martha & The Vandellas. Además, el que sería el mejor riff en la
historia del rock le parecía algo tonto. Pero a Jagger le pareció ideal
para su alegato contra el brutal comercialismo que vivieron los Stones
en Estados Unidos.
Considerada
la mejor canción en la historia del rock, en 2006 fue anexada al
Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de
Estados Unidos por su significación cultural e histórica. Leyendas del
soul como Ottis Redding y Aretha Franklin la versionaron, Francis Ford
Coppola la incluyó en la banda sonora de su monumental Apocalypse Now, y
a pesar de ser una incorrección gramatical, la frase “I can't get no
satisfaction” es vociferada por medio mundo. Y quizás muchos no conozcan
otro verso de los Rolling Stones, pero eso nunca ha impedido que tras
oirlos saltemos hasta quedar, más que satisfechos, en total éxtasis…
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